sábado, 2 de febrero de 2013

CABO POLONIO


 LA VIDA ENTRE VELAS, VIENTO Y ESTRELLAS.

Había oído hablar mucho de Cabo Polonio cuando saboreaba mi recta final en Barcelona. Me contaban que era un pequeño lugar sin electricidad, con un bonito faro y rodeado de lobos marinos. Y así es. Funcionan con velas y/o generadores, el faro es uno de los más bonitos que he visto y la reserva de lobos marinos es espectacular.






Lo que nadie me contó fue que al llegar al Cabo, el reloj se detiene. Olvidas de dónde venías y lo que andabas buscando.







Todo empezó en Valizas cuando planeábamos el viaje. Me preguntaron si prefería hacer la ruta en coche o caminando. Al yo contestar: "caminando" me respondieron: "Daaale, son 3 horas". Y allá fuimos.
Empezamos a bordear los ranchos (casitas de madera de 2 plantas) hasta llegar al río. Nos contaron, que unos días antes, un chico casi se ahogó al intentar cruzar el arroyo y que nos aconsejaban pagar 20 pesos no llega a 1euro) para que nos llevara el bote.


Me sorprendió ver el riachuelo. No podía creer las historias que había sobre él. Era un arroyito de menos de 4 metros de ancho y aparentemente con poco caudal, pero, una vez empezó a animarse gente a cruzarlo, lo entendí todo. La corriente del arroyo era tan potente que en el momento que paraban de nadar una milésima de segundo, los arrastraba mar a dentro. Por eso siempre habiá un socorrista vigilando que no pasara nada.


















Visto lo visto, pagamos los 20 pesos, como auténticos burgueses, y 3 segundos después alcanzamos la tan ansiada orilla.

















Delante nuestro se levantaban inmensas dunas de arena blanca y fina. Majestuosas. Bellísimas. Un paisaje desértico bañado con las olas del océano y el agua dulce de río. Un espectáculo que había visto en fotos, quizás del Sahara, pero en Uruguay???









Su elegante ondulación hacía que llegar hasta la cima fuera un placer nada costoso.
No podía enlazar frases coherentes, solo se me llenaba la boca con palabras sin sentido pero llenas de admiración.






Al llegar a la segunda cima de la duna más alta pude ver el Tridente del Diablo: Cabo Polonio, Valizas y Punta del Diablo. Otro espectáculo para la vista. Nos sentamos a contemplar el paisaje y a tomar aire.
















A partir de ahí, nos dimos cuenta de que teníamos compañeras de viaje. Dos golondrinas nos acompañaron todo el camino entre las dunas. Nos parábamos y se paraban mirándonos. Caminábamos y arrancaban a volar. Así, hasta llegar a la playa.



Tres horas después de salir de Valizas llegamos a Cabo Polonio. El lugar con más colorido y más sonrisas por metro cuadrado que he conocido nunca.
















Nos dio la bienvenida un aguacero relámpago parecido al que me mojó en Sao Paulo y en Montevideo. Empiezo a acostumbrarme, igual que los artesanos que exponen sus obras de arte en el suelo y sin techo.


Decidimos resguardarnos en una chocita-restaurante. Allí compartimos mesa con unos gurises (chicos), que nos amenizaron la larga espera de un chivito y una milanga de pescado, contándonos lindezas de la noche cabo-poloniana mientras sonaban Los Beatles gracias a un un argentino y su guitarra.
Después de la abundante comida en la chocita, nos dirigimos hacia la reserva de lobos marinos justo al lado del faro. Los enormes animales descansaban encima de la las rocas limadas por el viento. No se movían. Descansaban. Alguno resoplaba de vez en cuando. Hacían el amago de moverse dirección al agua pero en seguida cambiaban de opinión y volvían a reposar el pesado cuerpo bajo el sol.




Ver lobos marinos es una experiencia muy atractiva. impresionan los primeros 10 minutos pero después es un espectáculo bastante monótono.











Nos contogiamos con tanta pereza lobezna y decidimos ir a la lomada de la montaña donde pudimos disfrutar de las vistas más bellas de toda mi vida. Playa Sur a nuestros pies, caballos trotando por la orilla, un cielo estampado con blancas nubes y un pintor a nuestras espaldas plasmando en un lienzo todo ese paisaje.







Las horas pasaban sin que nos diéramos cuenta y no teníamos ningún lugar donde pasar la noche. Así que decidimos ir al hostel La Cabaña donde estaban unos amigos. Si el de Sao Paulo me hizo sentir como en casa, este me enamoró desde el primer momento.


Nancy y Marco es una pareja con dos hijos de 8 y 6 años que decidieron montar un hostel alejado del pueblo pero en frente del mar. El ambiente que hay es especial demás. Familiar, fiestero, alegre, colorido.



 Siempre hay amigos de la pareja que hacen que el pueblo quede en un segundo plano y que el hostel parezca un universo entero. Buenas conversaciones, muchas risas, asados, baños en el mar y gente de cualquier parte del mundo.




Cabo Polonio tiene muchos encantos, pero como casi siempre pasa, el mayor, es su gente. Gente que se autogestiona entre ella construyendo las casas, compartiendo lo que cada uno tiene y ayudándose en los trabajos. Gente que vive el día y la noche de una forma respetuosa y consciente.
Hay una minoría que va de vacaciones al Cabo y sigue funcionando como en la ciudad. Solo una minoría. La mayoría es atraída por el gran magnetismo del Cabo y para, reflexiona. Como me dijo un uruguayo residente en Barcelona que conocí en el hostel: "si vienes al Cabo con algo pendiente, ten por seguro que aquí saldrá de alguna forma u otra". Esta frase serviría para casi toda Rocha. Mi interpretación fue que el Cabo es sinónimo de naturalidad, simplicidad. Si llegas con alguna capa superficial y te dejas llevar, una simple conversación o un silencio pueden hacer que ésta desaparezca.


El camino de vuelta a Valizas fue mucho más corto ya que decidimos hacerlo en linea recta y campo a través. El paisaje dunar de la ida me dejó sin palabras por su apariencia desértica en frente del mar, pero el de vuelta me impresionó por su vegetación. Caminamos siguiendo el río y dejando las dunas a nuestra derecha hasta llegar de nuevo al famoso arroyo. Esta vez su caudal había bajado y pudimos cruzarlo a pie y sin problema alguno. 



1 comentario:

  1. Pues yo pieso como tu, y eso que lo veo a traves de tus fotos, precioso, magico.
    Ya he visto quien te sigue y cuida de ti, son les Orenetas(Golondrias), gracias por estar al lado de mi niña.
    Sigue disfrutando que te lo mereces.
    Salud.

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